Do Bundock se ha dedicado en cuerpo y alma al sector de la construcción.
Pídele que describa su interés y experiencia en la construcción y no tardará en mencionará una foto de él a los 4 años mirando atentamente un vertido de hormigón. Luego te hablará de su historial familiar, un linaje de constructores que, según él, se remonta al siglo XV.
«Siempre me ha motivado el hecho de construir cosas», sostiene Bundock, «porque vengo de una familia de astilleros del siglo XV, por lo que creo que estoy genéticamente predispuesto a formar parte del sector de la construcción».
El amor y el vínculo que siente Bundock hacia el oficio de la construcción solo rivalizan con su admiración y sentimiento de pertenencia a Lubbock y Texas Tech.
Nacido y criado en la ciudad del oeste de Texas —un lugar que quizá sea más famoso por ser donde nació la leyenda de los inicios del rock Buddy Holly— Bundock, de 80 años, habla con un marcado acento tejano y rara vez se le ve sin su gorra de Texas Tech colocada cómodamente sobre su cabeza.
Graduado de Texas Tech en 1969 y con una ilustre carrera en ingeniería y construcción, incluidos 30 años construyendo en su Lubbock natal y en el campus de la universidad, Bundock ha pasado los últimos siete años como docente en la Facultad de Ingeniería Civil, Medioambiental y de la Construcción del centro a modo de agradecimiento.
Enseñanza del oficio
Bundock, que en principio pretendía transitar hacia la jubilación siendo profesor de una sola asignatura, ahora imparte cuatro asignaturas a la que asisten 100 estudiantes. Esto le da un puesto privilegiado en la confluencia de la futura generación de trabajadores de la construcción y los contratistas y otras empresas del sector que recurren al centro para recolectar su próxima cosecha de talentos.
Bundock es, sin duda, la persona idónea para enseñar a la próxima generación de profesionales de la construcción debido a su adopción de la tecnología para realizar los trabajos. Bundock dice que le ha interesado estudiar a fondo cómo podría integrarse en la construcción la revolución informática que se produjo al mismo tiempo que su vida profesional.
«Bluebeam está en boca de casi todos los contratistas a los que he entrevistado aquí en Texas Tech».
Don Bundock
Profesor
Texas Tech
«Nunca olvidaré a un profesor que caminaba por el estrado en mi graduación en 1969 y que dijo: “Un día de estos, los ordenadores hablarán entre sí en todo el mundo”, y todos decían: “¿Habla en serio?”», recuerda Bundock.
«Siempre me interesaron los avances de la tecnología y así sigue siendo hasta la fecha».
Con este fin, Bundock ha convertido en un sello distintivo de su carrera docente que sus estudiantes utilicen lo último y lo mejor en tecnología del sector de la construcción. A la cabeza de estas herramientas se sitúa Bluebeam.
«El software [de Bluebeam] está en boca de casi todos los contratistas a los que he entrevistado aquí en Texas Tech», observa.
Desde la simple visualización y edición de PDF hasta las funciones especializadas más avanzadas, Bluebeam se enseña en profundidad en Texas Tech en las asignaturas de Bundock. Los estudiantes de Bundock afirman que saber usar Bluebeam ha sido fundamental a la hora de conseguir prácticas durante el verano.
Impulsando el futuro de los estudiantes
Para algunos estudiantes, saber usar herramientas de software es crucial porque el personal en plantilla de las empresas que los contratan no siempre cumplen esa requisito, lo que ofrece a los estudiantes la oportunidad de dejar su huella de inmediato.
Este fue el caso de Maria White, licenciada en Ingeniería de la Construcción y una de las alumnas de Bundock que, como becaria de una empresa de promoción inmobiliaria cerca de Lubbock, propuso utilizar Bluebeam por algunas de sus avanzadas funciones de colaboración digital para completar solicitudes de pago.
«Antes, el gestor de proyectos me enviaba las solicitudes de pago por correo electrónico y yo las imprimía. Todo era en papel y tenía que cargar con un enorme archivo de solicitudes de pago. Eso era de todo menos eficiente», recuerda Maria. «Teníamos que encontrar una solución mejor. Y yo pensé: “¿Por qué no usamos Bluebeam?”».
«A pesar de que era una becaria, dejó una impronta duradera en la forma en que la empresa gestiona las cosas ahora en lo que respecta a las solicitudes de pago, y simplemente para colaborar cuando las personas están en diferentes lugares al mismo tiempo».
Jacob Sauder, licenciado en Gestión de la Construcción y otro de los estudiantes de Bundock, desempeñó un papel similar de experto en Bluebeam durante sus prácticas de Ingeniería de Proyectos. Un vicepresidente de su empresa necesitaba una manera de encontrar elementos similares en un documento de construcción de 3000 páginas creado en Bluebeam. Sauder le enseñó la función de búsqueda de Bluebeam, que el vicepresidente desconocía, y pudo ayudarle a completar en un minuto una tarea que antes le habría ocupado horas.
«[La función de búsqueda de Bluebeam] la aprendí en clase del profesor Bundock gracias a que tenía Bluebeam a mi disposición», señala Sauder.
Construir el futuro
Bundock asegura que la importancia de la tecnología se pone de manifiesto a través de lo que él observa en los empleadores que asisten a las jornadas de empleo de Texas Tech en el campus. En cuanto las empresas ven Bluebeam y otras herramientas de software industrial de alto nivel en los currículums de los estudiantes, enseguida quieren hablar con ellos sobre prácticas y otras oportunidades de trabajo después de la universidad.
«Eso es lo que queremos que suceda, que nuestros estudiantes estén valorados por lo que están haciendo aquí en Texas Tech y reciban cuatro y cinco ofertas de trabajo cada uno», añade Bundock.
Bundock afirma que está orgulloso del papel que Texas Tech sigue desempeñando al impartir a sus estudiantes tecnología innovadora del sector de la construcción, incluida Bluebeam.
«Creemos que vamos a liderar el proceso y, a mi parecer, estamos poniendo el listón muy alto», subraya Bundock. «El resto va a tener que dar un gran salto si quieren adelantar a los de Texas Tech».